¿Qué pasa cuando tienes esa sensación de necesitar comer siempre algo? En primer lugar, es necesario entender por qué esta vez tienes hambre, y si es en realidad eso: hambre.
10. En Realidad, tienes sed
Si almorzaste mucho hace poco y otra vez tienes hambre, recuerda cuándo fue la última vez que bebiste agua. Bebe un vaso y espera un poco. La sensación de hambre disminuirá y resultará, en realidad, que no había tal.
La regla es simple: genera la rutina de beber. La mejor opción para acostumbrar a tu cuerpo a consumir una gran cantidad de agua es beber en la mañana y siempre media hora antes de cada comida
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9. Calorías vacías
"Compra algo rico". Es aquí donde tomamos nuestras calorías vacías durante el día. Aperitivos dulces, incluso en pequeñas cantidades, sólo acaban excitando nuestro apetito sin darle al cuerpo alimentos saludables y nutritivos. Regla: reduce el número de carbohidratos rápidos, trata de consumir alimentos saludables
8. La falta de sueño
Si tienes 7-8 horas de sueño profundo, el hambre no te despertará por la noche. En la noche, nuestro cuerpo produce una hormona denominada melatonina, que es responsable, no sólo del correcto funcionamiento de nuestro cuerpo, sino también de tener un buen aspecto.
Regla: duérmete antes de la medianoche, te sentirás fresca y hermosa.
7. Reacción al estrés
Todos respondemos a 2 tipos de perfiles cuando afrontamos momentos de estrés: los que ni siquiera pueden mirar a la comida, y los que saben que un sabroso pastel en cualquier situación angustiosa, les ayudará. Si perteneces al segundo tipo, entonces este punto está dedicado a ti.
Esta es la regla principal: recuerda que el estrés no es una razón para arrasar los estantes llenos de dulces. Llama a tus amigos, charla sobre algo bonito, disfruta de un paseo en el parque, practica deporte, lee un buen libro o engánchate a una serie interesante. Haz algo útil en vez de llorar abrazando una tarrina de helado.
6. Aperitivos mal combinados con alcohol
El alcohol estimula el apetito. Por lo tanto, cuando vayas de fiesta con tus amigos, cuida lo que vas a comer. Regla: elegir comidas ligeras y aperitivos saludables. Hay comidas para cada bebida. Por ejemplo, para abrir el sabor del vino tinto, lo mejor es acompañarlo con una bruschetta con verduras asadas.
5. Falta de proteínas
No te olvides de incluir proteínas en tu dieta, de hecho, nutrirte de ellas te dará alegría, energía y una sensación de saciedad. La regla es simple: verduras y frutas, esto es ciertamente bueno, pero la proteína es la base de tu dieta. Así que no te olvides del yogur griego, la carne magra, huevos y mucho más.
4. Ausencia de las grasas adecuadas
Las grasas son diferentes. La comida rápida, las frituras, los alimentos grasos, los ahumados y la harina, son para disfrutarlos en las fiestas. Sin embargo, las grasas saludables deben estar presentes en tu lista de compras todas las semanas: aceite de oliva, salmón, nueces y frutos secos, aguacate, semillas de girasol. No es necesario que “en el nombre de la dieta“ te dediques a abandonar los ”materiales de construcción" indispensables para tu cuerpo.
Regla: eliminar las grasas trans.
3. Falta de un horario establecido
Normalmente, podemos disfrutar de hasta 5 comidas al día: desayuno, almuerzo, cena y dos meriendas en medio de ellas. No te pierdas ninguna de estas. Regla: pequeñas raciones durante intervalos aproximadamente regulares.
2. Comida de Instagram
La tendencia de mirar hermosas imágenes de comida nos hace pensar en ella constantemente. Nos estés todo el tiempo conectado a Instagram en busca de qué cocinar esta noche o en la próxima fiesta porque, al final, tu vista te jugará una mala pasada.
Regla: minimiza el flujo diario de fotos con alimentos.
1. Comidas con prisa
Desde la infancia se nos enseña que comiendo, las prisas no son buenas. Y resulta que esto no es sólo un capricho de los padres, sino un principio muy importante de tu cuerpo y la manera como debes alimentarlo. Comer rápido hace que nuestro cuerpo no tenga tiempo de asimilar nada, y que después acabe pidiendo más comida.
Regla principal: Relájate y disfruta a la hora de comer como un ritual agradable.
Otra manera de engañar a tu cuerpo: mastica más tiempo cada trocito.