Muchos estudios relacionan la obesidad con un efecto directo sobre el cerebro. En ellos se ha demostrado que un exceso de peso y de azúcar y grasas saturadas contribuyen al deterioro de la memoria.
Ya sabes que cuidar la línea y estar en tu peso influye positivamente sobre tu salud de muchas maneras, pero lo que quizá no estés teniendo en cuenta es que estar en un peso adecuado también es una forma de proteger tu memoria.
¿CÓMO AFECTA LA OBESIDAD AL CEREBRO?
Los procesos por los cuales el sobrepeso puede afectar a la memoria son múltiples, como podrás ver a continuación.
1. Puede cambiar genes que son decisivos
El último hallazgo al respecto resulta sorprendente: el exceso de peso afecta a la expresión de determinados genes relacionados con la memoria.
2. El exceso de azúcar afecta por partida doble
Además de contribuir a la ganancia de peso, se ha demostrado que el consumo de azúcar disminuye el rendimiento intelectual a corto plazo, ya que su rápida absorción provoca una hiperglucemia brusca seguida de una hipoglucemia reactiva que afecta al hipocampo y, por lo tanto, a la concentración mental. La repetición de estos altibajos provoca cansancio físico y mental y, a la larga, favorece la aparición de problemas degenerativos del cerebro.
El cerebro necesita que la tasa de glucosa en la sangre sea equilibrada, porque una deficiencia de glucosa ralentiza su funcionamiento y un exceso acelera su degeneración.
La tasa de glucosa en sangre depende de los tipos de hidratos de carbono y grasas que consumimos. Hay que evitar, por lo tanto, el azúcar, el pan blanco, las patatas viejas y los dulces en general, puesto que provocan indeseables subidas y bajadas de las tasas de glucosa
3. Grasas saturadas: otro origen del problema
Múltiples estudios, han asociado el exceso de grasas saturadas en la dieta, especialmente las grasas trans, con dificultades cognitivas que pueden incluso derivar en Alzhéimer y otro tipo de demencias.
Y es que los estudios sugieren que una dieta demasiado rica en grasas puede reducir la irrigación del hipocampo, la zona del cerebro ligada al aprendizaje y a la memoria.
Por el contrario, se ha comprobado que llevar una dieta baja en grasas saturadas desde la niñez mejora el rendimiento cognitivo y reduce el riesgo de sufrir enfermedades del cerebro cuya evolución empeora a medida que sumamos años.
4. La grasa en las caderas afecta todavía más
Es la conclusión de otro amplio estudio, en este caso realizado en la Universidad de Northwestern (EE. UU.), que analizó la salud cognitiva de más de 8.000 mujeres.
Se encontró que por cada punto que aumentaba el Índice de Masa Corporal (IMC, que se calcula dividiendo el peso en kg por la estatura en metros) por encima de 18,5 –lo que se considera un IMC para un peso normal– bajaba un punto la puntuación para la memoria.
Se cree que esta relación ocurre porque la grasa libera al organismo citoquinas, que son hormonas que afectan a la insulina y a la presión arterial, lo que acaba afectando al cerebro. Incluso se sospecha que esa grasa puede contribuir a la formación de placas asociadas a la enfermedad de Alzheimer.
Tras estudiarlas, llegaron a la conclusión de que la perdida de memoria asociada al sobrepeso era más evidente en las que tenían un cuerpo en forma de pera (la grasa se acumula alrededor de las caderas) que en las que su morfología se asemejaba más a la de una manzana (con más grasa en el contorno del abdomen). La razón, según los investigadores, reside en las diferencias del tipo de grasa que se acumula en esas zonas.