Dicen que el dolor de hoy es la fuerza de mañana, y crucemos los dedos porque así sea…
Sabemos que ubicas perfectamente ese momento en el que abres el ojo en la mañana intentando mover tu pierna y te duele desde el cuero cabelludo hasta el dedo chiquito del pie. Mueves tu brazo que cae por su propio peso multiplicado por mil, y antes de querer ponerte a llorar, te acuerdas de ese momento en el que estabas un día antes en el gym metiéndote una paliza pensando: “Esto me va a doler mañana”.
El problema es que no vas a estar acostado el resto del día reposando. ¡NO! vas a tener que continuar con tus actividades cotidianas lidiando con el dolor. Si te ha pasado alguna de estas cosas, créenos, no eres el único.
O cuando crees que ya libraste el día, y de pronto… ¡algo se te cae!… uf un momento complicado en el que empiezas a pensar en toda una estrategia para levantarlo con el menor sufrimiento posible, cuando ya lo descifraste y estás con las piernas más abiertas que nunca para llegar al piso o ya llegaste a estar prácticamente en una lagartija, alguien lo recoge por ti. Escurriendo la gota gorda, sonríes y dices: “Gracias, ayer me tocó pierna”.
Por estas y muchas cosas más, te damos unos tips para disminuir el dolor.
La más importante: No dejes de hacer ejercicio aunque lo creas imposible.
Fomentos: Usar un paquete de hielo o calor sobre las áreas afectadas puede ayudarte a sentir alivio.
Toma: Un anti-inflamatorio (Consulta a tu médico)
Recuperación Activa: No dejes de hacer ejercicio, solo que sea de menor intensidad. Por ejemplo si ayer corriste, hoy haz caminata.
Masajes: Un masaje siempre es bueno para relajar la tensión de los músculos.
Descansa: No satures a tus músculos afectados, dales tiempo a que se recuperen y varía tus ejercicios para no dejar de realizar actividad. Si hiciste pierna ayer, hoy te toca brazo.
Prevención: Mantener ejercicio regular y lento.
Pero finalmente, hay que motivarnos pensando que vale toda la pena, para una vida amando nuestra figura.